Un desencadenante, a veces denominado factor estresante, es una acción o situación que puede provocar una reacción emocional adversa. En el contexto de la enfermedad mental, referirse a desencadenantes generalmente significa algo que ha provocado o empeorado los síntomas.
En el diálogo en curso sobre la salud mental, no hablamos lo suficiente sobre los desencadenantes. La mayoría de las veces, la discusión se enfoca en lo que sucede después de que una persona ha sido activada, que es cuando la situación es mucho más difícil de abordar. Comprender, identificar y trabajar para prevenir los desencadenantes puede ser más enriquecedor y eficaz.
Comprender los desencadenantes
Los desencadenantes son experiencias individualizadas que varían mucho de una persona a otra. Por ejemplo, un desencadenante puede provocar una reacción física, como respiración agitada o sudoración. Un desencadenante también puede provocar una reacción emocional, como pensar “Me están atacando, culpando, controlando, faltando el respeto, lastimando y juzgando”. Después de experimentar un desencadenante, una persona puede sentirse abrumada, impotente, asustada, sin amor y débil, entre muchos otros sentimientos. Estos sentimientos pueden ser muy difíciles de abordar y bastante perjudiciales para la salud mental.
Los comportamientos de una persona en función de su reacción emocional pueden variar desde relativamente mínimos hasta graves, como actos de violencia. Alguien expuesto a un desencadenante mientras presenta síntomas puede ser más vulnerable y la reacción emocional puede ser más fuerte. Además, un desencadenante puede afectar el juicio y algunas personas pueden carecer de conocimiento sobre sus reacciones.
Es importante no asumir que comprende la respuesta emocional de alguien que ha sido desencadenado o sugerir que alguien que ha sido desencadenado está reaccionando de forma exagerada, siendo "demasiado sensible" o siendo irracional, incluso si el desencadenante puede parecer insignificante.