Una buena salud mental en la primera infancia es definida como la capacidad que tiene un niño para poder experimentar regular y expresar sus emociones, asegurar unas buenas relaciones interpersonales, explorar el entornon y aprender todo lo necesario en el contexto de la familia, la comunidad y la cultura.
Es decir, una buena salud mental infantil es sinonimo de buen desarrollo social y emocional.*